CONOCERME

Hace casi 20 años que hago senderismo por alta montaña. Crucé el desierto de Jordania, la selva Boliviana y la Amazónica, pero  los Alpes son lo que más me toca. El olor de las flores y de los pinos en el valle, la dureza de las rocas afiladas o la suavidad de las erosionadas, la aridez del suelo cuando la vegetación desaparece, la fuerza de las montañas, la fragilidad de los primeros ventisqueros, la pureza de la nieve, las grietas abisales, la inmensidad. 


A partir de 2000 metros de altitud, me siento bien; cuando los paisajes son sobrecogedores, la sociedad de consumo te parece muy lejos, cuando por fin el tiempo se detiene. A pesar de la ausencia de confort, del cansancio, experimento la sensación de estar justo en el sitio donde debo estar. Disfruto del “ahora” que me libera del peso del pasado y del desconocido del futuro.  


Mis esculturas son momentos de sincronización perfecta con el presente, experimentados en contacto con la naturaleza. Solo tiene importancia la forma del árbol, el hito que me enseña  el camino, la roca en equilibrio en el pico, la cordada que me empuja en crestas

Es esa energía positiva, esa sensación de calma y serenidad la que quiero compartir.

Mi taller está en Barcelona, mis piezas están en exposición permanente en galerías de Francia y Barcelona, y también participo en eventos sobre temas como el arte terapéutico, el arte meditativo... Paralelamente, la auriculoterapia, el reiki o el qigong terapéutico me permiten transmitir bienestar a las personas que trato de otra manera.


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